5 de Agosto de 2024

Autor: Felipe Lemunguir

Es difícil imaginar una casa donde no haya objetos que no tengan potencial de ser reciclados y/o reutilizados. Por ejemplo, frascos de vidrio en desuso que sirven como nuevos contenedores en la cocina o envases de plástico que puedan rellenarse continuamente. La verdad, es que reciclar es mucho más simple de lo que parece.

 

El medioambiente está en alerta desde hace un tiempo y necesita urgente de medidas que permitan cuidarlo y reducir los impactos negativos. Una de ellas es el reciclaje, aunque oímos que las acciones pequeñas no pueden influir en un problema tan grande como el del cambio climático, pero son esas acciones las que permiten tener esperanza de un mundo mejor.

 

Reciclando reducimos la necesidad de que se extraigan y procesen nuevas materias primas y con ello un menor impacto en hábitats naturales, junto con que se produzca una menor emisión de gases de efecto invernadero. Por otro lado, con el reciclaje se reduce la cantidad de residuos que terminan en vertederos e incineradoras, minimizando la contaminación del suelo y del aire.

 

Y si eso no te convence, existe otra razón importante: el reciclaje es una práctica muy eficaz para ahorrar en el hogar. Acá te contamos cómo se pueden reducir gastos y aprovechar al máximo los recursos disponibles.

 

Reutiliza envases y frascos. Está dicho: en lugar de comprar nuevos recipientes para almacenar alimentos, utiliza frascos de vidrio para guardar las legumbres, cereales, pastas, galletas, salsas, etc.

 

Por otro lado, las botellas plásticas pueden convertirse en otros objetos útiles, como lapiceros para los escritorios de los niños o para guardar objetos pequeños como hilos o botones. Además, las botellas plásticas son excelentes para crear macetas colgantes o de suelo, cortándolas a la mitad, llenándolas de tierra y plantando flores u otras especies. Si hay botellas de sobra, también pueden usarse como regaderas caseras o comederos para pájaros.

 

Y si ya has creado estos productos, puedes desplegar tu creatividad un poco más allá y crear ladrillos ecológicos para construir algún mueble o pequeñas estructuras como invernaderos.

 

Recicla ropa vieja. Es conocido el problema que se ha generado en el último tiempo con el desperdicio de ropa. Es cuestión de ver cómo se han acumulado “cerros” de prendas textiles en el norte del país. Entonces, basta con tener momentos de creatividad para darle una segunda vida a esas prendas que ya no aguantan pasar de nuevo por la máquina de coser o simplemente ya no quieres usar.

 

De partida, puedes quitarle los botones y los cierres para utilizarlos en otras prendas o en nuevos objetos. Muchas de las poleras o toallas son candidatas ideales para convertirse en trapos de limpieza, mientras que las de lana o de forro de polar son muy útiles para limpiar los zapatos.

 

Pero no solo eso. A partir de la ropa vieja se pueden hacer bolsas reutilizables, tote bags, fundas o relleno para cojines, o incluso juguetes para mascotas (imagina un calcetín viejo relleno con más tela y atado a un nudo, por ejemplo).

 

Muebles de segunda mano. En lugar de comprar muebles nuevos –que en oportunidades suelen ser de baja durabilidad–, visita lugares de muebles de segunda mano o ferias y dales nueva vida. Muchas veces estos muebles están hechos con materiales de mejor calidad y necesitan una capa de pintura o reparaciones pequeñas para que queden como nuevos.

 

Así también puede pasar con otros artefactos electrónicos. Claro que, para que sea conveniente y realmente un ahorro, hay que estar seguros de que el producto está funcionando correctamente.

 

Por ejemplo, comprar un televisor o una lavadora de segunda mano puede resultar en un ahorro significativo para el hogar.

 

Ojo con los desperdicios. Los desechos orgánicos pueden convertirse en abono para jardines o plantas. En internet y redes sociales hay muchos tutoriales disponibles para aprender a compostar los residuos orgánicos y que luego sirvan como abono para las plantas. Para que te hagas una idea: necesitas un contenedor con tapa y hacerle algunos orificios para la ventilación, poner una capa de material seco en el fondo, como hojas secas o cartón y luego los residuos orgánicos. Eso sí, para esto no sirve la carne, ni productos lácteos ni aceites.

 

Repara en lugar de desechar. Uno de los principios de la economía circular es la reparación. En el último tiempo se ha perdido la costumbre de llevar el televisor al experto del barrio o de buscar el repuesto de la estufa a alguna tienda especializada. En lugar de eso, cuando un producto deja de funcionar lo tiramos a la basura sin darle una oportunidad.

 

Y te invitamos a agotar las opciones de arreglar los electrodomésticos que tienes en la casa antes de decidir invertir en uno nuevo.

 

Lo más importante: para que el reciclaje sea efectivo, todos los miembros de la familia deben participar. Comparte estos hábitos de reciclaje a otros ámbitos de tu vida como el trabajo o amistades. Porque no se trata solo de clasificar residuos, sino también de adoptar hábitos de reutilización y de consumo responsable.

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